Museo de carruajes fúnebres

A lo largo del tiempo, con la evolución tecnológica del transporte, lo que ahora nos pueden parecer pequeñas distancias a principios del s.XIX eran largos recorridos. Los cementerios que se construyeron extramuros quedaban alejados de la ciudad, y a partir de entonces los muertos se quedaron más solos que nunca ya que las visitas a los difuntos familiares era una peregrinación de por lo menos una hora a pie. El transporte del cuerpo inerte también era un problema, por lo que surgió una nueva profesión, los portadores de difuntos, que hasta 1935 se encargaban de llevar los cuerpos a pie. A partir de entonces apareció un nuevo transporte, el carruaje funerario. Este nuevo medio de transporte empezó con la oposición popular, ya que por un lado los portadores se quedaban sin trabajo, por otro hasta el carruaje más sencillo no estaba al alcance económico de la mayoría de los habitantes de Barcelona y finalmente, por un tercer motivo más arraigado en tradiciones, que era el rechazo a un cambio en el rito funerario. El primer carruaje que partió dirección el cementerio de Poblenou fue en 1836 con el consecuente jaleo en las calles por parte de la población. A partir de ese año este transporte se fue introduciendo en las costumbres de la población y fue evolucionando a lo largo del tiempo incorporando avances tecnológicos y adquiriendo nuevos estilos según la moda del momento. En poco tiempo el lujo de los carruajes funerarios y al ataúd constituyeron parte de la ostentación de familias pudientes y del poder político.

En el Museu de Carrosses Fúnebres de Barcelona podemos observar varias reproducciones de las carrozas fúnebres y de acompañamiento de época.

Dirección: C/Sáncho de ávila 2, 08018 Barcelona

Telf: 934 841 700 / 902 076 902

Horarios: de Lunes a Viernes de 10h a 13h y de 16h a 18h / Sábados y Domingos: de 10h a 13h.


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Cementerio de Poblenou

Cementerio BarcelonaHacía días que me rondaba por la cabeza visitar este recinto (el cementerio de Poblenou), hasta que el otro día se me ocurrió ir al mediodía. Infeliz idea pues el sol en toda su voluptuosidad abrasaba sin piedad el mundo de los muertos y el de los vivos. Pero ahí estábamos el silencio y yo dispuestos a compartir la soledad durante el recorrido que improvisé sin apenas haberme informado de nada. Un folleto que cogí en la entrada indicaba los puestos de más interés y proponía un recorrido que decidí no seguir en el orden establecido. De repente, un estado de paz inundó el mundo entero y el tiempo se detuvo. Se detuvo en cada uno de los nichos del cementerio, se detuvo en las fotos amarillentas dispuestas a modo de recuerdo, se detuvo en las flores de plástico y en las flores secas, se detuvo en los panteones, en las estatuas y en cada una de los epitafios.

Los orígenes del Cementerio de Poblenou (o el cementerio Vell o del Este) se remontan al año 1775, cuando el obispo Josep Climent hizo un primer intento de crear un cementerio, el que sería el primer cementerio fuera de las murallas para enterrar a los Barceloneses. En poco tiempo este camposanto quedó destruido por las tropas napoleónicas por interferir en las estrategias militares de defensa. De todas formas, en ese lugar profano, alejado de la ciudad y fuera de las iglesias, nadie quería ser enterrado, por lo que su uso fue limitado y sólo fueron a parar allí pobres que morían en hospitales. De ese primer cementerio hoy en día no queda nada.

Cementerio Barcelona

Por ese entonces los pequeños cementerios de las iglesias empezaban a estar repletos, y no era extraño encontrar despojos por el río Besós. La insalubridad empezaba a ser un problema, y fue en 1819 cuando se creó el actual cementerio de Poblenou fomentado por el obispo Pau Sitjar y reconstruido por un arquitecto italiano, Antonio Ginesi, quien, al cabo de cinco años le enterrarían en ese mismo cementerio a la pronta edad de 33 años. Después de su muerte se fueron introduciendo cambios al proyecto inicial para conseguir más rentabilidad del espacio.

De estilo neoclásico y con influencias egipcias se dice que, aunque no se tiene constancia de ello, Ginesi podría haber sido masón por la utilización de un símbolo clave como la pirámide. En la fachada principal, a cada lado de la entrada, encontramos unas formas piramidales con una obertura en el centro, el ojo que todo lo ve. La obra fue criticada por su estilo arquitectónico que además estaba dispuesto en cuatro zonas con uniformidad de nichos siguiendo los nuevos valores morales e ideales sociales que se iban imponiendo en la ciudad.

La clase burguesa, que quería ostentar hasta después de muerta, requería una zona de panteones y así fue como a mediados del s.XIX se amplió el cementerio para dar lugar a esta necesidad.

Por lo que había tres tipos de ubicaciones donde caerse muerto, para los menos pudientes la fosa común era su destino, para la clase media existían los nichos y finalmente para la clase alta se construyeron panteones. Es en esta última zona donde se alza la estatua de «El beso de la muerte», una de las esculturas más espectaculares del cementerio esculpida en 1930. Está firmada por Jaume Barba aunque se atribuye la autoría a Joan Fontbernat Paituví.

Cementerio Barcelona

El cementerio de Poblenou se construyó justo a tiempo para a albergar, el año 1821, los más de seis mil cadáveres fruto de la fiebre amarilla. En recuerdo a la tragedia, podemos observar un monumento, obra también de Ginesi.

De entre todos los difuntos de este cementerio, existen algunos pocos que perdurarán en la memoria, entre ellos Mari Santpere, Narcís Oller, Lola Anglada, Narcís Monturiol, Josep Anselm Clavé (su tumba es el primer trabajo de Lluís Domènech i Montaner), Valentí Almirall, José Luis Villalonga y el Santet (Francesc Canals i Ambrós) en el que todavía ahora se pueden encontrar flores y velas dedicadas a este niño que murió en 1899 a la edad de 22 años y que fue muy querido por sus vecinos por su bondad y dedicación a los demás. Se sabe poco de este personaje, pero todavía ahora es lugar de peregrinaje y mucha gente deposita mensajes, ofrendas, peticiones, flores…

Visitas guiadas: primer y tercer domingo del mes.

Visitas nocturnas: se hacen 2 visitas nocturnas al cementerio de Poble Nou al año. Suelen ser una en Marzo/abril y otra en Octubre/Noviembre. Avisaremos de la siguiente a través del grupo de Facebook de another BCN.

Información más extensa sobre el cementerio de Poblenou.

Dirección: C/Taulat 2, 08005 Barcelona

Horario: de 8h a 18h

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