Hacía días que me rondaba por la cabeza visitar este recinto (el cementerio de Poblenou), hasta que el otro día se me ocurrió ir al mediodía. Infeliz idea pues el sol en toda su voluptuosidad abrasaba sin piedad el mundo de los muertos y el de los vivos. Pero ahí estábamos el silencio y yo dispuestos a compartir la soledad durante el recorrido que improvisé sin apenas haberme informado de nada. Un folleto que cogí en la entrada indicaba los puestos de más interés y proponía un recorrido que decidí no seguir en el orden establecido. De repente, un estado de paz inundó el mundo entero y el tiempo se detuvo. Se detuvo en cada uno de los nichos del cementerio, se detuvo en las fotos amarillentas dispuestas a modo de recuerdo, se detuvo en las flores de plástico y en las flores secas, se detuvo en los panteones, en las estatuas y en cada una de los epitafios.
Los orígenes del Cementerio de Poblenou (o el cementerio Vell o del Este) se remontan al año 1775, cuando el obispo Josep Climent hizo un primer intento de crear un cementerio, el que sería el primer cementerio fuera de las murallas para enterrar a los Barceloneses. En poco tiempo este camposanto quedó destruido por las tropas napoleónicas por interferir en las estrategias militares de defensa. De todas formas, en ese lugar profano, alejado de la ciudad y fuera de las iglesias, nadie quería ser enterrado, por lo que su uso fue limitado y sólo fueron a parar allí pobres que morían en hospitales. De ese primer cementerio hoy en día no queda nada.
Por ese entonces los pequeños cementerios de las iglesias empezaban a estar repletos, y no era extraño encontrar despojos por el río Besós. La insalubridad empezaba a ser un problema, y fue en 1819 cuando se creó el actual cementerio de Poblenou fomentado por el obispo Pau Sitjar y reconstruido por un arquitecto italiano, Antonio Ginesi, quien, al cabo de cinco años le enterrarían en ese mismo cementerio a la pronta edad de 33 años. Después de su muerte se fueron introduciendo cambios al proyecto inicial para conseguir más rentabilidad del espacio.
De estilo neoclásico y con influencias egipcias se dice que, aunque no se tiene constancia de ello, Ginesi podría haber sido masón por la utilización de un símbolo clave como la pirámide. En la fachada principal, a cada lado de la entrada, encontramos unas formas piramidales con una obertura en el centro, el ojo que todo lo ve. La obra fue criticada por su estilo arquitectónico que además estaba dispuesto en cuatro zonas con uniformidad de nichos siguiendo los nuevos valores morales e ideales sociales que se iban imponiendo en la ciudad.
La clase burguesa, que quería ostentar hasta después de muerta, requería una zona de panteones y así fue como a mediados del s.XIX se amplió el cementerio para dar lugar a esta necesidad.
Por lo que había tres tipos de ubicaciones donde caerse muerto, para los menos pudientes la fosa común era su destino, para la clase media existían los nichos y finalmente para la clase alta se construyeron panteones. Es en esta última zona donde se alza la estatua de «El beso de la muerte», una de las esculturas más espectaculares del cementerio esculpida en 1930. Está firmada por Jaume Barba aunque se atribuye la autoría a Joan Fontbernat Paituví.
El cementerio de Poblenou se construyó justo a tiempo para a albergar, el año 1821, los más de seis mil cadáveres fruto de la fiebre amarilla. En recuerdo a la tragedia, podemos observar un monumento, obra también de Ginesi.
De entre todos los difuntos de este cementerio, existen algunos pocos que perdurarán en la memoria, entre ellos Mari Santpere, Narcís Oller, Lola Anglada, Narcís Monturiol, Josep Anselm Clavé (su tumba es el primer trabajo de Lluís Domènech i Montaner), Valentí Almirall, José Luis Villalonga y el Santet (Francesc Canals i Ambrós) en el que todavía ahora se pueden encontrar flores y velas dedicadas a este niño que murió en 1899 a la edad de 22 años y que fue muy querido por sus vecinos por su bondad y dedicación a los demás. Se sabe poco de este personaje, pero todavía ahora es lugar de peregrinaje y mucha gente deposita mensajes, ofrendas, peticiones, flores…
Visitas guiadas: primer y tercer domingo del mes.
Visitas nocturnas: se hacen 2 visitas nocturnas al cementerio de Poble Nou al año. Suelen ser una en Marzo/abril y otra en Octubre/Noviembre. Avisaremos de la siguiente a través del grupo de Facebook de another BCN.
Información más extensa sobre el cementerio de Poblenou.
Dirección: C/Taulat 2, 08005 Barcelona
Horario: de 8h a 18h
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