La verdad es que TMB tiene muy buenas iniciativas y el paseo subterráneo en metro por la historia de Barcelona es una. Y es que este pasado jueves sacaba a relucir varios vagones de la serie 300, los que el 30 de diciembre de 1924 inauguraron el Gran Metropolitano de Barcelona y que estuvieron activos más de 60 años, hasta 1987. ¿Alguien los recuerda?
El exterior del tren es granate, negro y dorado y se conserva de maravilla. En el interior, con fluorescentes incorporados en 1949, no se ve una diferencia abismal con los actuales. Pero tiene su gracia ver las pequeñas indicaciones de época como «Prohibido terminantemente escupir», carteles que hoy en día ya no existen, pero que podrían seguir vigentes.
El arranque del metro fue bastante brusco consiguiendo desequilibrar a más de uno, hecho que hizo soltar alguna risa y consiguió que trasladarnos en el tiempo fuera más sencillo.
Durante el viaje nos acompañaron dos revisores disfrazados de época y contamos con la inestimable presencia de Gaudí, que iba contando la historia del metro de Barcelona.
Lo que no me gustó fue la aglomeración de gente. Hubiera preferido pagar algo más, y ser unos cuantos menos, porque si los vagones constaban de 24 asientos, debíamos ser unas 50 personas por vagón. Al menos esa fue la sensación.
Parte de la gracia del recorrido era que se hacía un transbordo y se llegaba a una estación fantasma de los años 60 que nunca fue usada como tal. Había oído hablar que la decoraban especialmente para el evento, pero no fue así, y no dejaba de ser una estación como cualquier otra, eso si, con un pequeño refresco y tentempié de chocolate que hubiera preferido obviar a esas horas de la noche pensando en las horas que me quedaban por dormir.