Ya hacía mucho tiempo que teníamos pendiente visitar el mirador de aviones del Prat, que por una razón u otra no habíamos llegado a ir.
Ayer, por fin, pudimos ver de cerca el aterrizaje de aviones desde el mirador del aeropuerto de Barcelona y fue…
¡Una verdadera pasada!
Puedes ver las panzas de los aviones de manera sorprendentemente cerca. Ahora un vueling, ahora un emirates, ahora un easy jet, ahora un jet privado, ahora una avioneta… de todos los tamaños y colores.
Existe una pequeña zona habilitada con varios bancos de piedra en los que te puedes acomodar para ver el espectáculo. Mis niños se subieron en ellos para poder llegar más alto y verlos unos centímetros más de cerca. La gran diversión era llegar a tocarlos con un palo.
Es una actividad muy recomendada para todo el público, pero especialmente para niños ya que ves pasar los aviones tan de cerca que parece que los puedas llegar a acariciar.
Para los más sensibles recomendamos llevar protectores acústicos. El ruido es soportable, pero si podemos evitarlo, pues nuestros oídos lo agradecerán.
El acceso al mirador es completamente libre y el parking es gratuito.
Parque del Delta del Llobregat
La actividad dura lo que disfruten los niños viendo aterrizar aviones uno detrás de otro, con una diferencia de unos 5 minutos entre avión y avión.
Pero si se cansan, hay una serie de vías para ir en bici, patinetes o patines o lo que se preste para disfrutar de la zona ya que el mirador se encuentra en esta pequeña reserva natural del Parque Natural del Delta del Llobregat.
Este espacio protegido está acondicionado con observatorios y miradores para poder ver la fauna local como las aves autóctonas del Delta.
Parking del mirador del Prat
Al mirador del Prat se puede llegar en coche. Hay un parking habilitado, que es el parking del tanatorio. Si vas con peques es mejor aparcar al final de todo del parking ya que así queda más cerca del mirador de aviones.
Hay otras maneras de llegar como en metro o bus, pero la más cómoda y la que más te acerca al mirador de aviones, es en coche.
¿Cuánto se tarda desde el parking al mirador de aviones?
Desde el parking se tienen que caminar unos pocos minutos (dependiendo de la velocidad de los peques) por un pequeño sendero durante unos 400 metros para llegar al lugar.
De camino ya se ve la torre de control y como van aterrizando los aviones a pocos metros. Las primeras impresiones ya son alucinantes.
Y sin más, os dejamos la ubicación del mirador del Aeropuerto del Prat y del parking del tanatorio.
Las titelles Sebastià Vergés continúan actuando después de más de 100 años de historia. La saga familiar sigue al frente de este pequeño y apasionante negocio.
Ya han pasado más de 100 años desde que Sebastià Vergés creara su compañía de títeres (titelles en catalán). Empezó con 10 años como aprendiz de Jaume Anglés i Vilaplana (la saga titiritera con más historia) y recibió influencias de famosos titiriteros de la época que le ayudaron a consolidar su técnica y secretos del oficio.
Después de tres generaciones, su nieto Sebastià Vergés i Martínez continúa a día de hoy con el mismo entusiasmo que su abuelo. Ha recuperado obras antiguas y ha creado nuevas producciones además de traer alguna innovación a sus marionetas que ahora pueden mover los ojos y la boca manipulados con una sola mano. Junto con Montserrat Albalate mantienen viva la compañía y han creado nuevos montajes como «L’aniversari de la senyora Antònia», «L’invent del professor Ximplet» o «La Laia i l’avi Vicenç«.
En la casa dels Entremesos los podemos ver actuar como mínimo una vez al mes con su repertorio infantil más clásico. Utilizando viejos personajes que nunca envejecen como el Cu-cut o el demonio Banyeta.
En ese mismo espacio, en la pequeña sala Oval, podemos ver una exposición cedida por la familia. Se trata de un teatrillo de 1939 y de unos 20 títeres que recorren la historia del tradicional títere catalán.
El titella catalán, es una marioneta que tiene su propia técnica, ya que se manipulan los brazos con el dedo pulgar y meñique, y la cabeza y hombros con los tres dedos del medio, a diferencia del títere internacional.
Esta exposición es una pequeña delicia. Sin embargo, creemos que la larga tradición titiritera de Barcelona y los baches y cambios que ha sufrido a lo largo de la historia se merecería un buen espacio dedicado a la trayectoria del titella català.
La Casa Amatller recupera su esencia modernista después de las obras de restauración efectuadas en el piso principal.
El día 12 de marzo de 2015, coincidiendo con el día en que, en el año 1898, el chocolatero Antoni Amatller compró un edificio pre-existente para convertirlo en una de las joyas del Modernismo, se presenta la casa Amatller después de una restauración que le ha devuelto su esplendor original.
Comienza así una nueva etapa para la Fundación Instituto Amatller de Arte Hispánico, con el reto de gestionar eficazmente un equipamiento cultural tan extraordinario como es la Casa Amatller y ofrecer a la ciudadanía unas visitas apasionantes que contribuyan a difundir el contexto histórico, económico y social que dio lugar al Modernismo.
El modelo estándar será el de una visita acompañada, en grupos reducidos (12 personas como máximo), siguiendo un recorrido preestablecido. Tendrá una duración de poco menos de una hora.
Horario de visita: de lunes a domingo de 11h a 19h con reserva previa. Los días 1 y 6 de enero y 25 de diciembre no habrá visitas. Teléfono: 934 617 460 (próximamente se habilitará la venta on-line) Precio: 15€ (hay descuentos para seniors, estudiantes, niños y amigos de la Casa Ametller) Web oficial casa Amatller.
En los bajos del edificio, en los espacios donde se conserva la cocina del piso principal y donde se ubicaba la vivienda del servicio y el garaje del propietario, se instalará una cafetería en la que se podrá degustar chocolate desecho, según recetas históricas. También habrá una tienda con publicaciones, fotografías, postales, objetos de recuerdo relacionados con la Casa Amatller y productos de chocolate.
Un poco de historia sobre la Casa Amatller
El 12 de marzo de 1898, el industrial chocolatero Antoni Amatller Costa (1851-1910), compró una finca de 1.415 m2, en el número 101 (después 41) del Paseo de Gracia de Barcelona, consistente en una casa de planta baja y cuatro pisos y un jardín de poco más de 800 m2. Pagó por ella 490.000 pesetas. Era un edificio construido siguiendo las pautas marcadas en el plan Cerdà.
El empresario encargó la remodelación del edificio que había comprado, con objeto de convertirlo en su residencia, a Josep Puig i Cadafalch (1867-1956). Formado en la época de la Renaixença, el arquitecto, político e historiador del arte tenía una particular concepción arquitectónica. En sus escritos explica que Cataluña era un país que había sido una de las potencias del Mediterráneo medieval y que, después de superar varios siglos de decadencia, a lo largo del siglo XIX, gracias a la industrialización, había recuperado su potencial económico. El país necesitaba proyectar una nueva imagen, por medio de una arquitectura moderna que pusiera de manifiesto el empuje que la sociedad catalana había recuperado. Para conseguirlo era indispensable contar con la colaboración de los talleres artesanales que, resucitados y fortificados por el renacimiento literario e histórico, conformaban un colectivo capaz de convertir los proyectos de los arquitectos en realidad.
En la nueva fachada, con connotaciones a estilos de épocas muy diversas (desde el románico al barroco), el arquitecto rehuyó de la alineación vertical de sus componentes, distribuyendo un número desigual de oberturas en cada piso, y buscando, además, un efecto de asimetría equilibrada y de una irregularidad ficticia. El singular cabezal escalonado que la corona, cumple la función de integrar el nuevo estudio fotográfico construido en la azotea (que por normativa debía estar separado unos metros de las fincas vecinas) con el resto del edificio.
Puig i Cadafalch dio a la fachada un importante e innovador componente cromático y una profusa decoración con elementos escultóricos que configuran un rico discurso iconográfico. Se conjugan alusiones al nombre de la familia (Amatller, ramas floridas de almendro con As mayúsculas, en la tribuna un verso de Dolores Monsardà -suegra de Puig i Cadafalch-), referentes tradicionales (San Jorge, el dragón y la princesa), las aficiones del propietario (pintura, escultura, arquitectura, música, fotografía) o, muy especialmente, alrededor de las tres puertas balconeras, un retrato alegórico del mismo Antoni Amatller formado por imágenes simbólicas de las tres actividades que mejor lo definieron: la industria, las artes (entre ellas la fotografía) y el coleccionismo de vidrio arqueológico.
La construcción de la nueva fachada de la que desde entonces sería conocida como Casa Amatller, significó una ruptura radical con los planteamientos arquitectónicos imperantes en el Eixample de Barcelona hasta el momento. Contrastaba de manera contundente con las edificaciones vecinas por su altura (superior a los 22 m normativos), su composición y su cromatismo. Esta nueva tendencia se propagó rápidamente por toda la ciudad y, en muy pocos años, transformó su aspecto. La coincidencia en una misma manzana de obras de los tres arquitectos más destacados del corriente Modernista, Puig i Cadafalch, Domènech i Montaner y Gaudí, dio pie a los barceloneses, con una fina ironía y buen conocimiento de la mitología clásica, a bautizar tan singular grupo de casas con el nombre de la «Mansana» de la Discòrdia, en alusión al origen de la guerra de Troya.
Después de la muerte de Teresa Amatller, en el año 1960, sería Josep Gudiol quien dirigiría la adaptación de un piso, que hasta ese momento había sido un domicilio particular, como sede de la fundación heredera del patrimonio de los chocolateros. Respetando los interiores concebidos por Puig i Cadafalch, el director de la fundación reubicó las colecciones artísticas y el mobiliario original en las estancias que dan a Paseo de Gracia.
La declaración de Barcelona como ciudad no taurina acabó con las corridas de toros y dio paso a la imaginación con las dos plazas existentes para tal efecto, las Arenas y la Monumental. Ambas fueron construidas con el tradicional estilo neomudéjar y dado su valor histórico han mantenido su aspecto exterior dando un nuevo servicio a la ciudad.
La Monumental, construida en 1914, originalmente se llamaba plaza de El Sport con un aforo superior al de las Arenas de 19.582 espectadores que posteriormente se amplió a 24.000. En 1977 pasó a ser la única plaza de toros en activo. El 28 de junio de 2010 se abolieron las corridas de toros en Cataluña con la aprobación del Parlamento Catalán por su carácter cruel. De todas formas esta afición ya había tenido un retroceso importante para entonces.
Hoy en día este espacio acoge «El Museo Taurino de Barcelona«, uno de los más completos relacionados con la tauromaquia, donde se exhiben carteles antiguos, trajes de toreros famosos, cabezas de toros, fotografías, documentos históricos, una biblioteca y otros objetos relacionados con la actividad. También se siguen haciendo espectáculos musicales y de circo. Como curiosidad, la familia Balañá, propietarios del coso, estuvo negociando con el emir de Qatar para vender y reconvertir la plaza en la tercera mezquita más grande del mundo, después de las de La Meca y Medina. El proyecto de megamezquita, que se quedó en anécdota, hubiera tenido una capacidad para unas 40.000 personas y un minarete de 300 metros de altura.
Dirección : Gran Via de les Corts Catalanes, 749, 08013 Barcelona
La plaza de toros las Arenas data de 1900 y se construyó para aumentar el aforo de la ya existente plaza en la Barceloneta, El Torín, pequeña plaza derribada en 1944, que estaba situada en lo que ahora es la sede central de Gas Natural. Las Arenas fue construida por el arquitecto August Font i Carreras y tenía una capacidad de 14.893 personas. El ruedo tenía 52 metros de diámetro, y era una de las mejores plazas de toros de España, aunque también fue testigo de otro tipo de eventos sociales y deportivos.
En el 1977 se celebró la última corrida, y durante treinta años la plaza estuvo a la deriva hasta que en el 2011 se inauguró como centro comercial manteniendo la fachada que se sostiene por grandes pilares.
Dirección: Gran Via de les Corts Catalanes, 373-385, 08015 Barcelona
En breve ya hará casi un año que hicimos el primer encuentro de madres bloggers en Festial. Hacía poco que se había estrenado el espacio para fiestas y qué mejor que reunir a varias bloggers, la mayoría de ellas de temática infantil, para conocerse, para que los niños disfrutaran del local y para pasar un buen rato. Fue Barcelona Colours quien hizo la convocatoria con mucho éxito.
La verdad es que fue muy entretenido para todos. Pequeños y mayores nos lo pasamos Festial. Lo bueno de este espacio es que es bastante grande, con un aforo de entre 50 y 60 personas, tiene un par de camas elásticas de última generación que son la gran atracción. También un espacio de pelotas de goma con tobogán y un futbolín.
Además vino mickey, un animador que nos entretuvo el encuentro con magia y luego pintó las caras de los niños que estaban entusiasmados. El local puede proporcionar cualquier tipo de animación, magia, guiñols, payasos, etc.
También nos acompañaron dos personas de pallapupas, con sus narices de robar sonrisas a los niños que están en el hospital. El local colabora con ellos de diversas maneras.
Yo me encargué de hacer las fotos de este encuentro. Al final del post encontraréis un pequeña galería con alguna de ellas.
Mireia, propietaria del local, trata con mucho cariño cada una de las fiestas que se celebran.
Además el espacio también se puede alquilar para otro tipo de eventos que no sean fiestas infantiles. Actualmente también hace de sala para talleres para adultos.
Así que si tenéis pensado una fiesta de cumple para vuestros pequeños o cualquier otro evento que se adapte al espacio, pensad en Festial ! Un espacio Festial !
Aforo: alrededor de 50 personas
Precios: desde 100eur
Dirección: C/Valencia 137 (entre Casanova y Villarroel) 08011 Barcelona
Barcelona es el destino de muchos estudiantes del mundo por varios motivos, pero sobretodo por el buennivel de estudios, ya que en Barcelona se encuentran algunas de las universidades o masters más importantes y que forman parte de los rankings más famosos.
Por otro lado su emplazamiento, con mar y montaña, un clima mayoritariamente soleado, y una historia palpable en las paredes del barrio gótico o del borne, la hacen todavía una ciudad más atractiva para cualquier extranjero.
Varias son las universidades en Barcelona que ofrecen un amplio abanico de estudios y gran parte de éstas rinden homenaje a algún personaje, ya sea por su origen o por su nombre.
En esta ocasión hablaremos de la Universidad que lleva el nombre de Abat Oliba, un monje benedictino catalán que vivió durante la Edad Media (971 – 1046). Fue biznieto de Guifré I el Pilós y siendo hijo y nieto de condes renunció a su alto linaje para convertirse en monje y posteriormente en Abad. Su posición, estudios y nivel intelectual le ayudaron a favorecer los contactos culturales con Europa y a patrocinar fundaciones y reformas de monasterios. Fue escritor y promovió la creación de una escuela de poesía en latín.
Algunas instituciones catalanas, sobre todo educativas, han incorporado el nombre de este gran intelectual en su homenaje.
El edificio, protegido por el Ayuntamiento de Barcelona como patrimonio histórico de la ciudad, se encuentra rodeado de áreas ajardinadas y fue en su momento, junto con el terreno que ocupa la torre de Bellesguard, el palacio de Martí I l’Humà.
Posteriormente se edificó el convento del Redentor con su Iglesia de las Oblatas del Santísimo Redentor de la mano de Bernardí Martorell, arquitecto discípulo de Gaudí.
En 1973, la Fundación San Pablo CEU reformó el convento para fundar la Universitat Abat Oliba CEU. En la reforma se mantuvo íntegramente el claustro y la iglesia, la cual es ahora el Aula Magna de la Universitat y uno de los espacios más representativos del modernismo catalán.
Rambla de Catalunya es un paseo de Barcelona que siempre ha quedado a la sombra de Paseo de Gracia o las Ramblas, a pesar de ello también tiene un encanto especial y señorial que atrae tanto al visitante como al barcelonés durante cualquier estación del año.
Con Restaurantes y cafés, tiendas centenarias, edificios modernistas y alguna que otra iglesia y galería de arte, en Rambla Catalunya se puede disfrutar de un paseo tranquilo a la sombra de los tilos.
Vale la pena pararse a observar lugares tan bonitos o particulares como (en orden de bajada desde la Diagonal):
La Casa Serra de Puig i Cadafalch de 1908, actual sede de la Diputación de Barcelona (esquina con Diagonal).
La iglesia de la Mare de Déu de Montsió (núm. 115 de Rbla Cat) que ha viajado por Barcelona en varias ocasiones hasta su actual ubicación.
El restaurante La Bodegueta (núm. 100 de Rbla Cat) de 1942, lugar auténtico, con olor a vino de barril, al que se accede por unas escaleras estrechas, y donde sirven tapas o platillos deliciosos.
La farmacia Bolós (núm. 77 de Rbla Cat) de estilo modernista con una puerta de madera y vidrio emplomado.
La ferretería Villà (núm. 54 de Rbla Cat) de 1912 también de estilo modernista donde continúan el oficio atendiendo como en el siglo pasado, dicen.
Ya han pasado a la historia otros comercios emblemáticos de Rambla Catalunya como el colmado Quílez, uno de los más emblemáticos de Barcelona, o la galería de arte Prats, que había sido una sombrerería.
A ambos extremos de Rambla Catalunya delimitan el paseo unas estatuas de animales humanizados de carácter irónico. Junto a Gran Vía, tenemos al toro Pensador y en avenida Diagonal nos sorprende la jirafa Coqueta. Ambas estatuas son de Josep Granyer y están inspiradas en obras maestras como el pensador de Rodin y Paulina Bonaparte de Antonio Cánova, respectivamente.
El origen de estas piezas viene dado por una reivindicación de la asociación de «Amics de la Rambla de Catalunya» para proteger el paseo de un proyecto devastador; querían convertir la rambla en una arteria de circulación. Por ello recurrieron al arte para impedirlo vendiendo el paseo como un parque de esculturas de Josep Granyer, proyecto que salvó la rambla pero que no se llevó a cabo en su totalidad, dado que en vez de diez estatuas que debían decorar cada una de las esquinas del paseo, sólo se hicieron la primera y la última; la jirafa Coqueta y el toro Pensador.
Desde el blog agradecer a estas pequeñas asociaciones que con su esfuerzo y empeño han conseguido mantener pequeños tesoros de Barcelona.
Santa Maria del Pi es una de las iglesias góticas de Barcelona. Su campanario se ha abierto al público y tanto la historia como las vistas que ofrece sobre Barcelona, son espectaculares.
Ya hace un tiempo que se ha abierto el campanario de Santa Maria del Pi al público, un nuevo mirador a la ciudad de Barcelona que no envidia nada al resto de atalayas de la ciudad.
Santa Maria del Pi es una de las iglesias góticas de la Barcelona medieval y devota junto a la Catedral, Santa Maria del Mar y la iglesia de Sant Just i Pastor.
Los orígenes más antiguos de Santa Maria del Pi se remontan al s.X por referencia documental, pero la basílica actual fue iniciada hacia el 1320. Con planta de nave única, cubierta por trece tramos de crucería gótica y capillas laterales entre los contrafuertes de la nave, es un edifico característico del gótico catalán.
El campanario, que no está unido a la iglesia, se empezó a construir a mediados del s.XIV siendo una obra de calidad estructural y artística. Está separado en tres cuerpos por cuestiones estructurales, para hacer del campanario una estructura robusta y repartir el peso adecuadamente. Si nos fijamos, el problema del peso también viene resuelto porque a medida que subimos un tramo éste cada vez es más pequeño, hecho que no se hace evidente desde el exterior. Lo construyeron 3 arquitectos el último de los cuales fue Bartomeu Mas.
Como curiosidad hay una tradición popular de la edad media que decía que los edificios principales se construían con la ayuda del demonio, por el hecho de que eran edificios especiales y significativos que no podían haber sido construidos solo por el hombre. Entonces se decía que el demonio ayudaba al arquitecto a cambio de que en el momento de poner el escalón número 100 le tenía que dar el alma. Así que el arquitecto en el momento de llegar al escalón 99 del campanario paraba la construcción de éste y se dedicaba a otras cosa de la iglesia. Una vez moría el arquitecto que estaba en la labor le sucedía el siguiente y podía seguir elevando la torre con más escalones porque él no había hecho ningún trato. El demonio enfadado porque le habían engañado marcaba con la pata el escalón número 100. Y todo el mundo iba a buscar el escalón del demonio que estaba marcado con la pata. Dicen los archivos de la iglesia que el rector, cansado de que el pueblo subiera a ver la pata del demonio, la borró, por lo que hoy en día ya no la podemos ver. 😉
Las paredes no se han tocado, pues tienen la historia del pasado. Durante la guerra de sucesión el campanario fue usado como refugio. Las monjas del convento de carmelitas descalzas por miedo que les cayera una bomba se desplazaron todas a vivir al campanario y se refugiaron en los dos primeros pisos.
Antiguamente se fundían las campanas en la planta baja de la torre y entonces a través del hueco que queda en el centro de la torre (el óculo central) las subían hasta lo alto del campanario.
Actualmente hay seis campanas, todas anteriores al sXVIII excepto la más pequeñita que la llamaban «el esquirol» (la ardilla), porque era la más pequeña y tenía un sonido más agudo. Tenían una función tanto civil como eclesiástica, en ambos casos eran campanas de aviso. La campana mayor se llama Antònia del Pi y originalmente es del s.XV pero se reconstruyó en 1780 ya que fue condenada a fundirse porque tocó durante los bombardeos de 1714. Sin embargo los feligreses la rescataron, (aunque no tuvo la misma suerte la Honorata, la campana de la Catedral, el cobre de la cual se destinó a hacer cañones). Anònia del Pi, hubo un día que se agrietó y entonces la fundieron y con el mismo metal volvieron a hacer otra igual.
Los nombres de las campanas son Antònia y Andreua (las mayores), Vicenta y Maria (los cuartos) y Josefa (las horas) y l’Esquirol. Las campanas se bautizaban porque se consideraba que tenían la voz de Dios y por tanto tenían padrinos que les ponían el nombre.
En lo alto del campanario podemos apreciar algunos dibujos grabados en el suelo, se trata del juego tres en raya doble con el que se entretenían los campaneros entre toque y toque. Pero también en las paredes encontramos nombres de campaneros y de maestros de obra que quisieron quedar para la posteridad.
Durante muchos años fue el edificio más alto de Barcelona con 54m de alto. Aun hoy día lo alto del campanario ofrece unas vistas espectaculares de Barcelona.
También existe otra visita al campanario más experiencial que se efectúa más entrada la noche. Luz, música, olores, colores, inundan la torre y te trasladan en el tiempo. Finalmente en lo alto del campanario de Santa Maria del Pi se puede observar la Barcelona anochecida con una copita en la mano. Vale la pena vivir la experiencia. Si te animas reserva con antelación
Duración: 1 hora y 30 minutos
Horarios: Sábados a las 21:30h
Precio: 25eur
Recomendaciones: calzado cómodo.
Teléfono: 653 997 987
En Barcelona se puede disfrutar de muchas terrazas convistas espectaculares y diversas, y durante gran parte del año gracias al sol y la temperatura que nos acompaña. Ya hace unos días que el tiempo ha cambiado y aunque dicen que en abril agua mil, parece que por el momento el tema se aguanta.
A continuación recordaremos algunas de las mejores terrazas de Barcelona, la mayoría de las cuales se encuentran en hoteles ya que cada vez más los hoteles se animan a habilitar sus terrados o espacios exteriores para que podamos disfrutar de Barcelona mientras nos tomamos algo acompañados de los nuestros.
Curiosamente este hotel está ubicado donde yo tenía mis antiguas oficinas! Qué recuerdos… Así que me hace doble gracia nombrarlo. La verdad es que la terraza tiene unas vistas espectaculares. Cuenta con carta de cócteles y su especialidad son los mojitos.
Se trata de una terraza que da a ambos lados del hotel. Acogedora y agradable tiene una pequeña piscina, tumbonas para el sol, zona de restaurante y barra de cocktails. Las vistas son de una Barcelona más alternativa, pero no dejan de ser sorprendentes cuando se va el sol.
El terrado de este Hotel se ha habilitado como terraza con piscina y restaurante. Dispone de unas encantadoras vistas de la Plaça Reial y del barrio gótico en general viendo alguno que otro campanario sobresalir entre los viejos edificios.
Vista más resguardada sobre las Ramblas, desde donde se ven sobresalir los campanarios de las iglesias góticas de Barcelona, como el Campanario de Santa Maria del Pi que observamos en el centro de la imagen. Terraza pequeña y romántica para brindar al atardecer. Cerrada al público los domingos y lunes.
En plena Rambla del Raval encontramos la terraza de este hotel con unas vistas sobre Barcelona de 360 grados. La terraza permanece abierta de mayo a octubre si el clima lo permite y ofrece todo tipo de cócteles. También se puede reservar para fiestas privadas.
Y otras…
Terraza del Hotel Majestic, el mar, Montjuïc, Paseo de Gracia y la Sagrada Familia y sol, ¿Qué más queremos?
Terraza del Hotel Condes de Barcelona, vista rasa del Paseo de Gracia con la Pedrera de fondo.
Terraza del Hotel Claris, podremos disfrutar de los terrados del eixample.
Terraza del Hotel 1898, el Tibidabo como telón de fondo por un lado y el mar por el otro.
Terraza del Hotel Ohla Barcelona, unas vistas sobre Via Layetana a nivel de los terrados.
Terraza del Grand Hotel Central, desde el Sky Bar se ve la torre Agbar, las torres mapfre y Santa Maria del Mar como si fuera una maqueta.
Terraza del B Hotel Barcelona, al lado de las Arenas el B hotel ofrece vistas a Plaza España y a Montjuïc.
Terraza del Hotel Silken Diagonal, a tocar la Plaza de les Glòries nos ofrece un primer plano sorprendente de la torre Agbar.
Terraza del Hotel Melià Barcelona Sky, antiguo Hotel Me, tiene la terraza Dos Cielos para disfrutar de una comida con estrella Michelín.
Terraza del Hotel Miramar, El Hotel Miramar, ubicado a media altura de la montaña de Montjuïc, tiene a su alcance unas preciosas vistas del puerto de Barcelona, del teleférico y del mar. Tiene piscina y terraza, pero las vistas son accesibles desde sus jardines.
Terraza del Hotel La Florida, se encuentra en la montaña del Tibidabo por lo que vemos toda Barcelona a nuestros pies. Eso si, queda un poco alejado de la ciudad.
Hasta aquí algunas terrazas más con diferentes vista de Barcelona, desde el puerto hasta la montaña pasando por el corazón de la ciudad. Si tu verano está en Barcelona, no puedes aburrirte!
Con la primavera llegó a Barcelona esta exposición de óleos de Mercedes Roglá que no deja indiferente. Los cuadros transmiten un contraste excitante de pinceladas rosas, grises y negras explosivas que evocan el renacer de las flores durante esta estación del año.
Mercedes Roglá, fiel a su línea artística, va descubriendo el mundo de sus flores a todo aquél que esté dispuesto a sentirlas. Flores que expresan diferentes estados de ánimo y que han ido evolucionando a lo largo de su carrera artística.
La obra estará expuesta hasta el 20/04/2014 en la Galería Artevistas en el Passatge del Crèdit nº 4, en el centro del barrio gótico.
Como curiosidad este delicioso pasaje fue construido alrededor de 1875 por Magí Rius i Mulet y anteriormente había sido el convento de la Esperanza. Hoy en día todavía conserva su estructura original a base de hierro y una garita que correspondía al conserje del edificio.
Además precisamente en el número 4 nació el pintor Joan Miró, qué mejor fuente de inspiración para una galería! 😉
Ven a descubrir una primavera muy personal en una espacio singular de Barcelona!