Hoy hablaremos de un pequeño recorrido por el barrio gótico basado en mitos leyendas de Barcelona (ver recorrido en un mapa al final del post).
Empezaremos por los restos de 4 columnas romanas (3 de las cuales son originales del templo) que se hallan en el edificio donde se encuentra el CEC (Centro de Excursionistas de Catalunya), en una pequeña callejuela, calle Paradís, que une la Plaça Sant Jaume con el Carrer de la Pietat. Estas columnas, restos de el antiguo Templo de Augusto, están en el punto más alto de la ciudad (16,9m) en el Monte Táber que es donde se estableció la ciudad romana. Estos restos y otros muchos que se han ido encontrando por Barcelona, nos aclaran nuestros orígenes más lejanos después de los íberos.
Para no otorgar a Barcelona unos orígenes tan «banales», a lo largo de los años surgieron varias leyendas que dotaban a Barcelona de una una historia más original.
Por un lado se dijo que el origen era Griego y que el fundador de la ciudad fue Hércules. En uno de sus múltiples viajes, se dispersaron nueve navíos, ocho de los cuales consiguieron reagruparse, e iniciaron la búsqueda del noveno, que acabaron encontrando atracado en la colina de Montjuïc. Los tripulantes quedaron enamorados de la zona, por lo que fundaron la ciudad que se llamaría Barca (barca) Nona (novena), Barcanona. Además también se dice que Hércules conoció a una chica hermosa, Pirene, de la que se enamoró locamente, pero con la compartió su amor no más de 2 meses porque sus viajes le impedían quedarse más tiempo. Y de ahí el nombre de los Pirineos.
Por otro lado se atribuyó su origen a los Cartagineses, a Amílcar Barca, padre de Aníbal. Llegó a estas zonas y fundó la ciudad a la que le puso su apellido Barca.
A nivel etimológico estos orígenes se les encuentra un sentido totalmente aceptable, pero carecen de base histórica o arqueológica.
Precisamente por la Calle Hércules nos dirigimos a la Plaça Sant Just, una plaza tranquila y con mucha historia. Allí encontramos una fuente gótica, que se remonta al s.XIV, la leyenda dice que fue creada por Joan Fiveller que cazando por los bosques de Collserola encontró una diez de agua que canalizó hasta ese lugar, cercano a su palacio y que todavía hoy en día sigue funcionando. Fue la primera fuente pública importante de la ciudad y la más antigua de Barcelona. En lo alto de un lateral de la fuente, se puede intuir un halcón atrapando una perdiz en honor a su creador y sus cacerías.
En esta misma plaza también se encuentra la basílica de Sant Just i Pastor, iglesia gótica dedicada a dos niños Just i Pastor, mártires del cristianismo. Algunos autores afirman que el mito de los mártires Just i Pastor es la cristianización de los hermanos Cástor y Pólux. Por otro lado se dice que fue construida sobre un antiguo templo de culto a Mitra. El mitraísmo era una religión mistérica de tipo iniciática muy difundida durante el imperio romano. En el interior son valiosas unas pilas de agua bendita de estilo bizantino provenientes de una antigua capilla visigótica que existió en el lugar. Como curiosidad, esta iglesia tenía un curioso privilegio para los ciudadanos de Barcelona mantenido hasta 1995, una persona en peligro de muerte podía testar ante otras dos personas, que si éstas a su vez, acudían a esta iglesia y en el altar repetían bajo juramento lo dicho por el moribundo, adquiría valor de testamento legal.
Y finalmente el Palau Moxó, palacio de los marqueses de Sant Mori del s.XVIII, que destaca por su decoración floral en la fachada.
Por debajo de la plaza dicen que pasa un río subterráneo que te hace sentir el calor que desprende y sales de ésta con energías renovadas.
Si nos acercamos a las callejuelas del Call, antiguo barrio judío durante la época medieval, veremos que conserva su estructura de pasajes estrechos y caóticos. Entre estas callejuelas encontramos la Sinagoga Mayor, que dicen que es la más antigua de Europa. En el lado derecho del dintel de la puerta podemos observar un agujero, Mezuzá, que identifica una casa judía y que recuerda que se tienen que tener presentes las plegarias al entrar o salir de una vivienda. En este barrio vivieron los judíos en la Edad Media durante muchos años. Protagonistas de muchas injusticias, en Barcelona también fueron víctimas de expulsiones y asesinatos. Durante la desmantelación del barrio, se aprovecharon las piedras de las casas y de los cementerios para edificar otras, por lo que en algunos rincones del barrio gótico (por ejemplo por el carrer dels Comtes), podemos ver muros con alguna inscripción en hebreo.
Antes de dirigirnos a la Plaça del Rei, pasaremos por debajo del Puente del Obispo. Puente de estilo neogótico que une el Palau de la Generalitat con la Casa dels Canonges. Otra leyenda ya más reciente es que si miramos la calavera que hay justo en el centro de la parte inferior del puente, nos traerá mala suerte. Explicaremos más adelante cómo deshacernos de este maleficio. 😉
Ya hemos llegado a la Plaça del Rei. Esta plaza fue el lugar donde se hallaba el Palacio Real Mayor, la residencia de los condes de Barcelona, donde se encuentra el Saló del Tinell. En la misma plaza, a mano derecha, encontramos la capilla Santa Ágata y a mano izquierda el Palacio del Lloctinent, conjunto histórico del s.XIV.
La plaza hizo de mercado durante mucho tiempo hasta que un día el rey se cansó y decidió que no se haría más en esa zona, dado el jaleo que se organizaba a diario que no le permitía dormir. En esta misma plaza vivía el verdugo. La función del verdugo era muy dura, y nadie quería ejercer esa profesión. Durante un tiempo, se dejaba en una esquina un saquito de dinero con las herramientas de la ejecución, y algún voluntario se llevaba el paquete y comparecía al día siguiente para ejecutar su tarea. Se empezaron a dar ocasiones en que no aparecía nadie, pues ser verdugo era objeto de rechazo. En ese momento se nombraron a los carniceros, verdugos oficiales, pues eran expertos en el manejo de las herramientas necesarias para una ejecución. El gremio, después de sufrir algún que otro suicidio en negativa a la ejecución, decidieron que ellos no iban a proceder nunca más a tal efecto. Por lo que finalmente se tuvo que crear un puesto oficial para este personaje, que trabajaría como funcionario real y con algunos beneficios adicionales, entre ellos, se le cedería una casita adjunta a la capilla de Santa Ágata y los restos y despojos de las personas ejecutadas, que posteriormente podía vender. En este sentido eran muy preciados los zapatos de los ejecutados, pues se decía que si se ponían en la entrada protegían la casa de los malos espíritus.
Antes de llegar a la Plaça de Sant Felip Neri y acabar con nuestro recorrido, nos acercaremos a la casa de l’Ardíaca, en el Carrer de Santa Llúcia, donde vivía la jerarquía eclesiástica de los Arcedianos en el s.XII, durante la construcción de la catedral. La casa fue reformada en el s.XV al estilo de los palacios contemporáneos. Dado que la casa estaba limitada por la muralla romana, el patio interior, que en aquella época acostumbraba estar en el centro, tuvo que construirse en la entrada. En este pequeño patio hay una fuente en la que cada corpus cristi un huevo baila sobre el haz de agua, es la tradición propiamente dicha de «l’ou com balla«. Antes de entrar a la casa, en el lado derecho de la entrada, hay un buzón modernista obra de Domènech i Muntaner, de cuando la casa había sido la sede del colegio de Abogados, en donde unas golondrinas recuerdan que el correo debería ser rápido, y una tortuga muestra la realidad. Pues bien, acariciando el caparazón de la tortuga, nos deshacemos de la mala suerte que nos viene de la calavera.
Ahora, como final del recorrido, nos dirigiremos a la plaza Sant Felip Neri, la plaza con más encanto de Barcelona. En esta plaza se encuentra la iglesia de Sant Felip Neri, de época barroca. También se encuentra el museo del calzado (actualmente cerrado), pues era una zona de concentración de gremios.
Una falsa leyenda, que se inició en el s.XX alrededor de los agujeros que podemos observar en las paredes de la plaza, es que eran debido a fusilamientos de la guerra civil. La pura lógica y razonamiento tras la observación de los agujeros nos alejan de esta idea, pues se trata de agujeros de todos los tamaños, formas y alturas. En realidad se trata de la metralla de una bomba que explotó cerca de la zona. Como curiosidad, en esta plaza se rodó una escena de la película «El perfume».
Aunque queda mucho por descubrir en el barrio gótico, hasta aquí el recorrido de mitos y leyendas.
Y sobre la catedral de Santa Eulàlia hablaremos otro día, que tiene muchas cosas que contar.
Ver Ruta Barrio Gótico Mitos y Leyendas en un mapa más grande